¿Recuerdas cómo era la Feria de Tulancingo en sus mejores años?

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Por Nathali González

Tulancingo, Hgo.- La Feria de Tulancingo 2023 está a la vuelta de la esquina, del 28 al 13 de agosto, celebración en Tulancingo que en sus mejores años, hace casi tres décadas, gozaba de un reconocimiento y fama a nivel nacional.

mejor que el sol de tulancingo noticiastulancingo.com

¿Quién de los tulancinguenses de aquél entonces, recuerda la Feria de Tulancingo que se realizaba en Estadio 1 de mayo? Seguramente en el baúl de los recuerdos de nuestra memoria, hay una fotografía con familiares, pareja, hijos o amigos.

Un seguidor de Noticias Tulancingo recuerdó cuando en el campo deportivo se hacían largas filas y se cobraba un peso la entrada, “cuando dijeron que iban a cobrar un peso todo mundo se enojó porque se les hacía caro”.

Para los habitantes tenía relevancia llegar temprano a la Feria de Tulancingo, “mi mamá hacia unas palomitas y chicharrones en aceite y nos llevábamos eso para llegar al teatro del pueblo temprano para apartar lugar y que viéramos al artista”.

“A todo Tulancingo les emocionaba, el chiste era ver al artista que salía en la TV, se llenaba el teatro del pueblo, las familias llevaban algo para comer y ahorrarse dinero, comer en las gradas, poníamos los suéteres y las chamarras apartando los lugares“.

Mientras que para la niñez, el entrevistado indicó que era bonito sentir el tezontle en los pies, porque así rellenaban el campo deportivo para que no hubiera polvo, rumbo a los juegos mecánicos, comprarse una manzana acaramelada, el algodón de azúcar, el elote, cosas sencillas. “Nos alcanzaba para uno o dos juegos mecánicos, pero con eso nos conformábamos”.  

“¡Los apachurrones!. Realmente era una gran fiesta, lo principal era el teatro del pueblo, terminaba y solíamos comer enchiladas y guajolotes en los puestos que había. Era de ley visitar el área de las vacas, así les decíamos, y los borregos, estaba afuera del campo deportivo, pero en las calles de ahí estaban los corrales y había que agarrar a los borregos, sentir su lana”.

También rememoró que había una hora en que terminando el teatro del pueblo, las familias ya se iban a sus casas, y toda la calle que desemboca en el Estadio Primero de Mayo y que pasaba por el extinto el Jardín del Arte (hoy Centro Cultural Ricardo Garibay), se llenaba de personas, porque la gente se iba caminando de su casa a la feria y al revés.

“Parecía como si todos nos pusiéramos de acuerdo y todos casi llenando la calle, comentando del artista, no faltaba quien se conocía, y venias platicando con mucha gente, son tiempos que no regresarán”, expresó.

“Poco a poco la Feria de Tulancingo ha ido cambiando, porque tal vez todo era más sencillo en un recinto ferial más pequeño, pero era más mágico, los aromas, la gente, no había tantos antros, eran más lugares de comer y de divertirse, de echarle a las canicas, de echarle al tiro al blanco, “eso era lo que esperábamos cada año, gente alegre contenta, arreglada, todo mundo feliz, se sentía un ambiente de fiesta en Tulancingo”.

De la Feria de los Angelitos te ibas caminando a la feria del campo, íbamos diario a la Feria de Tulancingo…el recuerdo de los habitantes.

El siguiente texto fue publicado en el Periódico El Mosquito Cultural para saber cuál es el origen de la Feria Tulancingo, y del que proporcionó una copia a Noticias Tulancingo el alfarero Don Daniel Mendoza.

Desde 1870 ya era Conocida Nuestra Feria de Tulancingo

Manuel Rivera Cambas, un viajero que concentró su interés en los motivos singulares de las localidades por donde pasaba, visitó Tulancingo por el año de 1870. Dentro de su relato sobre la vida y costumbres de aquellos habitantes de Tulancingo, nos narra que las fiestas más solemnes se hacían el Jueves Santo y el Jueves de Corpus.

Para ello se levantaban chozas en la plaza de armas en las cuales se expendía agua fresca; había oficios en la Catedral y el Jueves Santo bendiciones de Santos Oleos. Las calles se llenaban de lucida concurrencia, donde se veían trajes ricos y variados, talles graciosos y elegantes peinados.

Las iglesias se adornaban con aguas de colores, macetas, abundantes flores y la mucha cera que arde en los altares. Las procesiones muy solemnes y los monumentos ricos y bien adornados; la luz, los espejos, la plata, les daba un singular atractivo, causando el entusiasmo de la multitud.

El palenque para las lides de gallos no podía faltar, ya que era costumbre de las poblaciones del antiguo estado de México; estas fiestas concluían cerca de las diez de la noche, retirándose todo el mundo a sus casas.

Posteriormente, hacia 1939, el licenciado José Lorenzo Cossío y Soto, al escribir la fiesta en Tulancingo, nos cuenta que ésta se hacía en honor a de San Juan Bautista y desde el amanecer del día 24 de junio todas las personas regaban flores en el frente de sus casas hasta formar una alfombra de colores, algunas resultaban ver verdaderas obras de arte, con la imagen del santo patrono e incluso las hacían con serrín pintado de colores adecuados

La población presentaba gran animación, porque todas las familias salían a ver las calles cubiertas de colorido, por la gran cantidad de alfombras que se hacían; después se iban a desayunar a las huertas de “las hortalizas”, a los bordes del río, para más tarde concurrir a la misa de solemnidad.

Más tarde se empezó a celebrar la fiesta en honor de Nuestra Señora de los Ángeles, santa patrona de la diócesis de Tulancingo, ya que el Papa Pio IX, en su decreto pontificio del 6 de abril de 1877, concedió “unas preces” en las cuales se pedía el patronato de la inmaculada Reina de los Ángeles para toda la diócesis, al entonces obispo señor Ormaechea, trasladando su fiesta del día 2 de agosto al día 15 del mismo mes.

En sus inicios esta feria consistía en pequeñas festividades como “Jamaicas” organizadas por las principales familias de la localidad , corridas de toros y representaciones teatrales; con el tiempo ya dominaban la fiesta algunos productos artesanales, sobresaliendo entre ellos la alfarería, quien diera fama a Tulancingo.

Los puestos exhibían trastos para concina, de barro fino y delgados, grateados con un acabado vítreo, algunos adornados con hojas y flores en alto relieve, jarros de todos tamaños, incluyendo miniaturas que originan la tradición de regalar uno de estos jarritos a cada familiar o amigo, con su nombre pintado en él. Esta feria de la Virgen de los Ángeles ha sido la única sobreviviente ya que la de San Juan Bautista terminó por perderse totalmente allá por los años cincuentas.

Finalmente se ha integrado a la ya tradicional “Feria de los Angelitos” otra más, que tuvo sus orígenes en el año 1962, en virtud de celebrarse el primer centenario de la constitución de nuestra Catedral. En ese año se realizó una gran feria, organizada por el licenciado Roberto Valdespino Castillo, consistente en una exposición agrícola, ganadera, industrial y comercial que tuvo por escenario el hueco o explanada que existía al pie del Cerro del Tezontle.

Esto se debió a las necesidades cambiantes en la economía regional, ya que si analizamos la situación, recordaremos que nuestra zona se caracterizaba por tener productos varios de excelente calidad; los agrícolas: maíz, cebada, trigo, garbanzo, haba, maguey, etc., los textiles: casimires, telas, paños, cobijas, etc., los ganaderos: leche, crema, mantequilla, quesos y dulces, además la ubicación territorial privilegiada de Tulancingo, que lo convertía en un lugar comercial por excelencia.

Esta feria, a partir de la administración municipal del doctor Jorge Berganza de la Torre, cuenta con instalaciones propias, área ganadera, área comercial, palenque y teatro. Como parte de los festejos populares, durante estos días se organizan charreadas y corridas de toros.

Las anteriores imágenes que fueron tomadas en 2015 del archivo hemerográfico en casa del ex presidente José Luis Robledo.

Actualmente la Expo Feria de Tulancingo se realiza en un recinto ubicado en la colonia Las Glorias, solo las ediciones Expo Feria Tulancingo 2020 y Expo Feria Tulancingo 2021 no se realizaron debido a la emergencia sanitaria por Covid-19.

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